Como primer tiempo,
después de saludar mesa a mesa a quienes encuentras a tu paso, repartiendo
abrazos y apretones de manos, saboreamos una deliciosa paella cocinada por el
buen amigo Joad y su “pinche” Oscar Orduño, quiénes nos comenta que muy pronto
estarán preparándola para venderse en fines de semana, una muy buena opción
para las reuniones de comidas familiares los domingos.
El segundo tiempo, y
motivo de la convocatoria la degustación de los vinos ofrecidos por distintas
casas vitivinícolas de Estados Unidos y Argentina. Cinco vinos en total,
de los que aprendimos ese placer sencillo y armonioso entre un buen maridaje y
otro de contraste. La explicación y cata compartida por un conocedor, nos
permitió a los asistentes entrenarnos en la cultura y conocimiento del vino, de
sus aromas, formas, colores y sabores.
El tercer tiempo, ya
con varias copas, quesos, aceitunas y pan en el estómago; recibir los olores de
los puros que cierran con nostalgia la caída de la tarde y dirigen nuestra
memoria a los olores de la noche y regresar a la charla y volver al vino y
volver al placer de estos reencuentros que solo se dan en estas hermosas tardes
de primavera en Tecate.
Salud.
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